Su situación, a orillas del Danubio, és de ensueño. Está a unas 3-4 horas en tren de Praga y solamente a una de Viena, por lo que una buena opción es ir en avión hasta Viena y tomar un taxi, tren o incluso la solución premium: en barco por el Danubio.
Qué ver:
El centro histórico es tan pequeño que en cuatro pasos se recorre, la iglesia azul de Bratislava o de Santa Isabel, la única puerta de la antigua fortaleza, la de San Miguel, la Catedral de Bratislava, y la Opera son los puntos más interesantes del casco histórico, y sobre todo una subida al Castillo de Bratislava es obligada, el punto más alto con vistas espectaculares.
Puerta del Castillo de Bratislava |
Vistas desde el Castillo de Bratislava |
Castillo de Bratislava |
Castillo de Bratislava |
Donde: Esquina de las calles Panská y Rybarska brána.
la calle más estrecha de Bratislava |
Puerta de San Miguel |
Qué comer:
En las terrazas del centro histórico encontrarás mas o menos los mismos platos de raviolis, “bryndzové halusky” , son como unos ñoquis con queso de oveja, también es habitual el famoso gulash, un guiso de carne con paprika y todo tipo de carnes guisadas. Los los wienner schnitzel (escalopa) que aquí se llaman viennese lent, también son es una elección muy habitual.
Y de postre, pancakes con distintos rellenos y sobretodo los Appelstrudel.
En todos los restaurantes del centro histórico hay más o menos la misma carta, me gustó el Prasná Basta, (Zamocnicka, 11 www.prasnabasta.sk) en el casco antiguo, recogido, algo escondido y lejos de las terrazas reclamos de turistas. Encontrarás tanto platos tradicionales eslovacos como mediterráneos.
Vinos
En cuanto a vinos, el clima eslovaco favorece la producción de blancos afrutados y untuosos. Encontramos Rieslings blancos y Veltliners, y tambien uvas locales propias como la Devin, que da vinos especiados y balsámico con aromas a limón y pomelo, también Chardonnay y Miller-Thurgau, la uva más plantada. En cuanto a tintos, encontramos híbridos de la Cabernet: la Alibernet, la Neronet,
La Ruta del Vino de los Pequeños Cárpatos, se extiende al pie de las colinas de los Pequeños Cárpatos a través de Svaty Jur, Pezinok y Modra hasta Smolenice, una ruta de un dia, que queda pendiente para la próxima escapada.
Comida callejera
son como las orelletes de Lleida, para hacerlas forman una bola de masa y la aplanan como una pizza y finalmente la fríen al momento y cubren con azúcar
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